Publicado: 14.05.2019
14.5.19
Rumbo a Hiroshima
Cuídate Osaka y bienvenido a mi último lugar desconocido que exploraré en Japón. Aunque eso no es del todo cierto. En Hiroshima también exploraré la isla sagrada de Mijajima y entonces no puedo afirmar que después de 5 días en Tokio conozco bien esta ciudad. Así que rumbo a Hiroshima en el Shinkansen. Al empacar me doy cuenta de que he acumulado muchas cosas y no hay más espacio en mi maleta. Ahora estoy usando un sistema de bolsas. Me conseguiré otra bolsa de tela para poder llevar todo de nuevo. Después subí al Shinkansen en Shin Osaka y me sentí aliviado de que todo había salido tan bien. También reservé mis asientos para mi viaje de regreso de 4,5 horas de Hiroshima a Tokio, así que en cuanto a esta parte del viaje, ya estoy listo. Luego tomé un autobús hacia el centro de Hiroshima y al Sunshine Hotel, que se encuentra justo frente al dome de la bomba atómica. Allí me bajé del autobús, recogí mi maleta y mis otras cosas y caminé hacia el hotel. Pasé directamente por el lugar que se ha convertido en el memorial de la paz, ya que es uno de los pocos edificios que quedó en el área inmediata después de la explosión de la cabeza atómica. Es aún más impresionante que hoy en día muchos descendientes de las víctimas de entonces aborden este tema de manera activa, concienciando sobre la carrera armamentista nuclear y las plantas de energía nuclear, y en general abogando por un mundo más pacífico. Esto me impresionó profundamente, al igual que el Centro Memorial de la Paz, donde se rinde homenaje a las víctimas, pero también en el museo se puede informarse en detalle sobre cómo ocurrió Hiroshima, cuáles son las consecuencias de la radiación nuclear y los efectos hasta hoy en cuanto a la carrera armamentista mundial. El museo está fuertemente financiado por la oficina japonesa de cultura y, por lo tanto, solo cuesta 2 € de entrada, lo que es una broma para este enorme museo y para los maravillosos medios utilizados para representar esta catástrofe. Tuve lágrimas en los ojos varias veces al leer cómo niños que habían perdido a sus padres ante sus ojos habían escrito poemas y pintado cuadros sobre esta catástrofe años después. Y para mí, la frase nunca más Hiroshima se volvió muy clara. Se trata de que debemos entendernos como un pueblo y que la humanidad debe vivir junta en paz, ya que todos somos iguales. Un mandato para nosotros los humanos. Para eso, con gusto hice sonar la campana de la paz.