Publicado: 15.10.2017
Desde Palenque, viajamos 6 horas en el colectivo (transporte público) a través de la selva hacia San Cristóbal de las Casas. El viaje accidentado nos llevó a través del territorio de los zapatistas. Los zapatistas son grupos revolucionarios que viven principalmente en el estado de Chiapas. Su nombre proviene de Emiliano Zapata, el probablemente más conocido líder de la revolución mexicana. Son oponentes del sistema y, por ello, viven reclusos en la selva para mantenerse alejados de la sociedad. Tuvimos suerte de que en ese día las carreteras a través de su territorio no estaban completamente cerradas. Sin embargo, en alguna que otra ocasión nos detuvieron troncos de árboles o barricadas que obstruían la carretera. Por dinero, detienen los vehículos en este trayecto y los dejan seguir después de una donación de aproximadamente 100 pesos.
Al llegar a San Cristóbal, nos sorprendió un clima fresco. La ciudad está situada a más de 2000 metros y la diferencia de temperatura con Palenque era de aproximadamente 20 grados. ¡Nos alegramos de tener nuestra ropa térmica y nuestros sacos de dormir!
Nos gustó mucho la ciudad. Tanto, que ampliamos nuestra estancia planificada de tres días a una semana completa. La colorida ciudad está llena de pequeños pero acogedores restaurantes y cafés que invitan a quedarse. El centro está formado por el Zócalo y la calle Guadalupe, al final de la cual se encuentra la elevada iglesia de Guadalupe. Desde aquí se ofrece una hermosa y pequeña panorámica de la ciudad y sus alrededores, que se puede disfrutar especialmente bien durante el atardecer.
La ciudad entera tiene un aire alternativo y espiritual y emana una atmósfera muy especial que hizo latir nuestros corazones más rápido. En la calle Guadalupe se puede comer deliciosamente y de manera internacional, tomar café de la región, o por la noche disfrutar de una cerveza en un ambiente acogedor. Por todas partes se pueden descubrir pequeñas tiendas con arte alternativo o tradicional. Por la noche, las calles están bastante animadas. Los hippies venden joyería hecha a mano, tocan música y los locales casi hipnotizan a los paseantes con sus tambores.
San Cristóbal también es muy adecuado para realizar excursiones en los alrededores. Hay el Cañón del Sumidero, que está a solo una hora de viaje en dirección a Tuxtla Gutiérrez. Se puede hacer un recorrido en bote por el cañón o visitar uno de los miradores. Nosotros optamos por lo segundo y viajamos allí un martes. Desafortunadamente, resultó que esos miradores están cerrados ese día.
El lago de Montebello, que se encuentra cerca de la frontera con Guatemala, también se puede alcanzar en dos horas.
A solo veinte minutos del centro se encuentra Las Canastas, un área ideal para hacer senderismo y rodeada de bosques de pinos. En esta área también se encuentran las cuevas de Arcotete, que eran realmente impresionantes.