Publicado: 22.08.2022
Acabo de sentarme en un pequeño café en Rochechouart. Hice una parada espontánea en esta pequeña localidad mientras pasaba. Idílico, tranquilo y con un hermoso castillo. Aquí seguro encuentro un bonito café para mi café matutino. Lo he omitido porque estaba bastante inclinado en mi lugar de estacionamiento junto al lago y además había una mujer sentada en su auto frente a mi puerta.
El único café del lugar pertenece a una francesa de mediana edad, que lo ha decorado con tanto cariño que te sientes directamente a gusto en él. A diferencia de los otros clientes, me siento adentro, pues se ve tan bonito y acogedor. La propietaria está un poco estresada porque todavía tiene que preparar mucho para las operaciones del día. Siento empatía por ella y me encantaría ayudarla a preparar... :D Después de que todos los clientes tienen su café, puede respirar un poco y yo puedo preguntarle algo sobre su negocio de restaurante. Mi francés está muy oxidado, incluso más que en el camino de ida de mi viaje. Así que es un alivio que ella hable un poco de alemán.
Después de un paseo por el pueblo y hacia el castillo, regreso para probar una galette (crepe a base de trigo sarraceno) en su café. Vegetariana, rellena de verduras, huevo y queso de cabra. Solo me di cuenta después de que la diferencia con las clásicas crepes es el tipo de cereal. ¡Porque para hacer galettes se utiliza harina de trigo sarraceno! Es decir, ya he hecho galettes varias veces :)