Publicado: 02.06.2017
He estado en la ciudad donde comenzó la aventura hace un mes durante casi una semana. Las fotos del hospital, así como el informe detallado, pueden encontrarse en nuestro otro maravilloso blog que David ha creado con esmero. Durante mi tiempo allí, pasé mucho tiempo aportando mis ideas para facilitar un trabajo mejor y más sencillo. Mi ayuda fue agradecida y, en ese tiempo, ya se cambiaron algunos procesos de trabajo. Ya se ha acordado una reunión con la Fundación tras mi regreso para discutir más ideas juntas. Fue una experiencia maravillosa trabajar aquí en Perú como enfermera y he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas cálidas. Así conocí a Carmen, quien trabaja como partera en el hospital. Ella me invitó a explorar la ciudad de Trujillo, donde vive. No pude decir 'no'.
Trujillo se encuentra en el tramo costero del norte, donde hay menos turistas que en el sur de Perú. Este tramo es muy seco, pero interrumpido por fértiles valles fluviales, como pude ver en Coina. Allí, las plantaciones de algodón y los campos de arroz aseguran la supervivencia de las personas. Al visitar a la familia de Carmen en Paiján, a 50 km de distancia, pude formarme mi propia imagen de la naturaleza desértica. Las casas y la decoración me recordaron mucho a mi segundo hogar, Italia.
Volviendo a Trujillo. En esta parte de Perú, la cultura mochica predominó durante casi 1000 años, con su capital cerca de Trujillo. Trujillo, con 760,000 habitantes, es la tercera ciudad más grande de Perú y se encuentra a 560 km al norte de Lima. El clima es un poco más fresco, ya que la ciudad está a solo unos kilómetros del mar. La ciudad fue fundada por el mundialmente conocido Francisco Pizarro, quien eligió el nombre de su ciudad natal para este lugar. Muchas casas privadas restauradas de familias adineradas contribuyen al encanto de la ciudad junto con las numerosas iglesias. Lamentablemente, no pude visitar las cercanas ruinas de Chan Chan, que son conocidas como la capital hundida del reino Chimú. A 13 km de Trujillo se encuentra Huanchaco. Este pequeño pueblo de pescadores tiene una playa popular y es bien conocido entre los surfistas. En la playa se pueden ver muchos barcos de pescadores construidos con juncos, que se levantan para secarse después de su uso para hacerlos más duraderos. La construcción de los 'caballitos de totora' ha permanecido inalterada durante siglos. Ya los mochicas y chimú utilizaban la misma técnica. Así concluyen cuatro maravillosos días con Carmen. ¡Gracias por todo!