Publicado: 18.01.2018
¡Hola, queridos!
Por simplicidad y también como un recuerdo para mí, decidí crear un pequeño blog de viaje. Además, sirve como una seguridad adicional para mis fotos, por si alguna vez me roban el móvil (que realmente no espero que pase :-)).
Ahora he llegado a la mitad de mi estancia lingüística en Sámara, en la costa del Pacífico de Costa Rica. Estoy asistiendo a clases de español medio tiempo en la escuela Intercultura, la cual reservé desde Suiza a través de Boa Lingua.
Desafortunadamente, hablo más suizo alemán que español, ya que aproximadamente el 90% de los estudiantes son de Suiza ;-) pero me gusta mucho, la escuela ofrece muchísimas actividades como yoga, baile, artesanía (hacer pulseras ;-)), fútbol, etc. Por lo tanto, definitivamente no hay manera de aburrirse aquí, aunque Sámara es un pueblito muy pequeño y manejable.
Vivo con una familia anfitriona en el centro de Sámara. Mi madre anfitriona ya tiene 70 años y mi padre anfitrión orgullosamente 80. Así que hay más abuelitas y abuelitos :-) una de las hijas vive con su hijo de 12 años también en la casa y la otra hija vive con sus gemelitas justo al lado. Mi habitación no está directamente en la casa, sino justo al lado en una construcción detrás de la lavandería. Es una habitación bastante pequeña, pero no necesito mucho y tengo incluso mi propio baño (solo con agua fría, pero con estas temperaturas eso no importa ;-)).
Mi “mamá tica” cocina muy bien y variado, aunque a veces hay mucho el plato nacional “gallo pinto” (arroz con frijoles), pero también ha cocinado pasta, papas al horno, pescado, pollo, ensalada, etc. Y en la mañana siempre me trae un gran plato de varias frutas y granola con yogur - mmm :-)
Sámara no solo ofrece tomar el sol en la playa, sino también muchas otras actividades: a menudo jugamos voleibol de playa hasta que oscurece (lo cual ocurre alrededor de las 6 de la tarde, así que también se hace de día bastante pronto en la mañana :-)), salgo a correr, he intentado surfear algunas veces (eso toma un poco más de tiempo y esfuerzo) y ya he montado a caballo algunas veces, lo cual es un absoluto punto culminante. Desgraciadamente, hace tanto calor que solo podemos galopar al paso por la playa.