Publicado: 09.02.2017
Continuamos con la descripción de las vacaciones familiares. Mientras nos divertíamos en la laguna, buscábamos alojamiento para la noche - ¡nada fácil de encontrar, justo antes del cambio de año!
Finalmente, mamá encontró un alojamiento en una especie de granja en algún lugar del más allá. Ni siquiera había una dirección, solo coordenadas. Suena perfecto. Reservar. Ir.
Aún nos quedaba un poco de camino por recorrer cuando el sol ya se había puesto. Desafortunadamente, la carretera asfaltada se transformó lentamente en un camino de barro, un sendero de barro, un camino de campo, un... campo. Según el GPS, solo nos faltaban unos minutos, pero nos encontrábamos en medio de un campo en completa oscuridad. Afortunadamente, un carruaje que pasaba nos confirmó que el lugar que buscábamos en realidad existía y finalmente nos encontramos ante una puerta que no parecía muy acogedora, con un pequeño cartel de papel en ella.
Entonces llegó un hombre mayor con un rifle por detrás, aparentemente el guardabosques, quien nos abrió la puerta. Seguimos por un camino en la oscuridad. Otra puerta, detrás se oían cascos, ojos brillantes y... otro hombre con un rifle. ¿Dónde nos habíamos metido?
Pero luego llegó la alivio: Podíamos entrar, tendríamos una cama, todo bien. Uf.
Después de toda esta emoción, conocimos al dueño de la granja, quien de inmediato comenzó a contarnos su historia de vida. Hasta hace poco fue presidente del parlamento centroamericano, ahora es vicepresidente, y ha ocupado varios ministerios, fue dueño de un hospital y ahora es agricultor de frutas a medio tiempo. ¿Qué?!
La mañana siguiente nos sirvieron un maravilloso desayuno al estilo nicaragüense...