Publicado: 06.09.2019
Es cierto que, al final, la proximidad a los parques del Santuario Meiji y al Parque Yoyogi fue probablemente el punto decisivo por el cual elegí el acogedor apartamento de 5.5 m²... De alguna manera, no quería vivir demasiado lejos del bosque o al menos de la naturaleza ;) así que, por supuesto, después de mudarme, fui a dar un paseo por los parques.
El Santuario Meiji
A solo 7 minutos a pie de mi apartamento se encuentra la entrada al Santuario Meiji, que casi se siente como la entrada a otro mundo. Justo entre el tráfico y los edificios, a pocos pasos se está en medio de la jungla. A través de los altos árboles, solo de vez en cuando se puede vislumbrar la cima de un rascacielos, y no se oye nada del tráfico urbano, gracias también al inmenso ruido de los grillos y los pájaros. El camino serpentea a través del denso bosque, pasando por un prado donde parejas y grupos disfrutan de la tarde, sobre un puente y al lado de un museo. Cuando estoy en medio del bosque, de repente un anuncio por altavoz resuena a través del bosque, el cual, por supuesto, no entiendo. ¿Es esto importante? ¿Se está buscando a alguien? ¿Es un aviso de seguridad? ¿Se van a cerrar las puertas?... Poco después, el misterio se resuelve cuando el anuncio se repite en inglés: el santuario cierra pronto. Como me estoy acercando a la zona del santuario y todavía hay mucha gente, ignoro el anuncio por el momento y echo un vistazo rápido al santuario.
El Santuario Meiji es un santuario sintoísta dedicado al emperador japonés Meiji y su esposa Shoken. El emperador Meiji fue el primer emperador moderno que abrió Japón al oeste a finales del siglo XIX.
El enorme torii marca la transición del mundo de los humanos al mundo de los dioses. Junto a los turistas, también hay algunos japoneses que oran frente al santuario y se inclinan en todos los lugares y por todas las cosas posibles. Sin embargo, no tengo mucho tiempo para mirar más de cerca, ya que un pequeño guardia japonés camina por el lugar, mandando a la gente con miradas contundentes a mirar su reloj.