Publicado: 08.11.2019
Al despertarnos en Arcachon, hoy ha habido una verdadera tormenta. Aun así, queríamos seguir con nuestro programa previsto y escalar la Duna de Pilat. Así que nos subimos al coche y nos dirigimos a la mayor duna de Europa. Todos los senderos y aparcamientos estaban cerrados, así que tuvimos que aparcar ilegalmente delante de la barrera. Llenos de energía, hemos caminado a través del bosque de pinos hasta que finalmente la colosal duna apareció ante nosotros, algo entre absolutamente fascinante y hermosa, pero igual de poderosa y aterradora. ¿De verdad queríamos escalar eso? No hay que rendirse, ¡a ponernos las chaquetas cortavientos y las gafas de sol y a adentrarnos en la tormenta de arena! La subida es increíblemente agotadora. El viento casi te tumba, la arena se mete por todas partes y además hay que subir 110 metros con un 40% de pendiente. Normalmente hay una escalera, pero hoy ha sido devorada por la duna. El camino hacia arriba merece la pena. La vista sobre el bosque, el mar y las islas es impresionante y estar en esta duna te da la sensación de ser el rey/la reina de Aquitania. Absolutamente indescriptible. Por suerte, el camino hacia abajo fue mucho más fácil y relajado, si había dudas bastaba con deslizarse. Tardamos casi media hora en liberarnos del arena. Continuamos por algunos pueblos y ciudades a lo largo de la costa atlántica. Mimizan Plage con arena realmente alta en las calles, delante de garajes y entradas de casas, el lugar Capbreton con olas de varios metros y viento a raudales. La última parada de hoy es Bayona. Terminamos el día con un extenso paseo por el casco antiguo y algunas deliciosas tapas.