Publicado: 20.08.2019
El jueves, 15 de agosto de 2019, me dirijo al mediodía hacia Lənkəran. Un pastor, que me visitó regularmente en la tienda durante los últimos días, me recomendó hacer una desviación hacia las montañas al oeste. Tengo algo de tiempo antes de que mi visa para Azerbaiyán expire, así que no hay nada que impida echar un vistazo. En la estación de autobuses, por ahora no encuentro ninguna marshrutka hacia Lerik, así que decido caminar un trecho hacia el norte. Quizás surja alguna oportunidad de compartir el viaje. De nuevo hace bastante calor, y después de cinco kilómetros en el borde sureste de la ciudad, es hora de un pequeño descanso. Aquí tampoco puedo conseguir un autobús hacia la montaña. Seguimos caminando un par de kilómetros más hacia el norte, antes de que en Kərgəlan ya esté cansado de caminar bajo el sol y me ocupe más activamente de buscar una oportunidad de compartir el viaje. Finalmente, un hombre en un Lada nos lleva hasta Lerik. Aunque logro negociar un poco el precio, el conductor hace un buen negocio conmigo. A última hora de la tarde, llegamos al centro del raión de Lerik, compro algunas cosas en un mercado, relleno nuestras reservas de agua, doy una pequeña vuelta en el centro de la ciudad y luego me voy con el