Publicado: 08.01.2017
No fue la idea más tonta dejarme vacunar contra la rabia, considerando que soy bastante ingenuo y corro hacia cualquier perro para acariciarlo.
Tanto en Argentina como en Chile hay una gran cantidad de perros callejeros.
No me expondré más a ningún peligro y en el futuro evitaré acariciar a los perros que andan sueltos. El riesgo de experimentar un fuerte deseo de adoptar a ese perro es simplemente demasiado alto.
El suave pelaje, los ojos que derriten el corazón y la personalidad amigable realmente dificultan dejar atrás a un amigo recién encontrado.
La imagen que viene a la mente cuando piensas en perros callejeros no se aplica en absoluto a los perritos amigables que menean la cola y que a veces están un poco pasados de peso.
Por lo tanto, en realidad es un placer encontrarse con perros callejeros.
O mejor dicho: calles con perros.
Calle de Perros