Publicado: 23.05.2018
Si Arequipa ya era muy hermosa, Cusco supera todas nuestras expectativas. La capital del imperio inca, situada a 3400m de altitud, es notablemente más pequeña que Arequipa y cautiva con sus numerosas plazas, iglesias, museos, un muro inca (construido sin mortero) y la música que se escucha en todas partes. Los habitantes de Cusco parecen amar las festividades: justo ahora escuchamos un desfile (el tercero en 4 días).
Se puede desayunar muy bien en el mercado (condición: prescindir de mermelada, miel o Nutella). En su lugar, hay jugos de frutas recién exprimidos y pancitos con queso y/o jamón.
La altitud es inicialmente muy exigente: nos tomó 2 días aclimatarnos, es decir, poder subir una escalera sin jadear.
Una experiencia especial en nuestro tercer día fue una excursión organizada por nosotros a las salinas, que están a unos 100 km de distancia. Durante nuestra caminata en una parte del Inca Trail nos encontramos con cerdos, ovejas, burros, entre otros. Tuvimos la oportunidad de observar a los habitantes del pueblo y a los agricultores en su trabajo diario. En parte, sentimos como si hubiéramos retrocedido 100 años en el tiempo. El viaje de regreso en el bus local fue una aventura, y no solo por el sistema de frenos del conductor.
Nos gusta tanto Cusco que después de nuestro viaje a la región amazónica alargaremos nuestra estancia aquí, también para ver las montañas coloridas.
Pero mañana primero iremos a Ollantaytambo y a Machu Picchu.