Publicado: 07.02.2020
Miércoles, 5 de febrero
Realmente me he preguntado si debería publicar esta entrada. Y aún no sé si es una buena idea escribir desde Palestina en absoluto. A pesar de ello, lo hago porque me enfurece increíblemente lo que está sucediendo aquí.
Esta mañana desayunamos en el albergue para no tener que pasar la mañana con el estómago vacío en la ciudad, y nos ponemos en marcha. El clima sigue siendo maravillosamente soleado, así que llegamos de buen humor al casco antiguo, donde hoy queremos pasear de nuevo por el mercado. Ambos amamos las callejuelas del mercado, con ropa, alimentos, frutas y artículos para el hogar, donde realmente se ofrece de todo. Sin embargo, aún tenemos que practicar un poco cómo pagar aquí en Palestina. Con la moneda que todavía no dominamos completamente, claramente pagamos mucho más de lo que deberíamos.
Aún así, estamos muy contentos con el pan fresco y los frutos secos y nos detenemos un poco más adelante en un puesto de jugos, donde también conseguimos un café. El vendedor, muy amable, nos ofrece un dulce gratuito que disfrutamos mientras él nos muestra una foto de su hermano. Él estudia en Londres, nos dice, y es