Publicado: 26.05.2018
Al llegar a Trogir, nos espera un aparente caos en el tráfico. El GPS capitula: 'Ha alcanzado el final de la ruta accesible.'
No es de extrañar, ya que la ciudad antigua se encuentra en una pequeña isla adyacente a la que solo se puede acceder por un puente. Así que salimos, tomamos nuestras maletas y buscamos el hotel a pie. Incontables callejones pequeños y laberínticos de la época en que se fundó la isla. Izquierda, derecha, izquierda, derecha... bullicio por todas partes. Gracias a Google en el móvil, nos recibe en medio del casco antiguo de Trogir la Villa Kaleta.
Después de registrarnos, salimos nuevamente por la puerta y nos lanzamos a la actividad. Parece que no hay adoquín que no tenga una mesa o silla invitando a refrescarse o reponerse.
Y así nos damos un capricho por la noche en uno de los 2 restaurantes de Trogir con una parrilla de carbón (según lo indicado por el personal de servicio...) a una cena fantástica. Desafortunadamente, tenía que ser fotografiado ;-)