Publicado: 24.05.2018
Hemos llegado a Rovinj - ¿o Rovigno? - y ya no estamos seguros de en qué país estamos. Lo que comienza con el nombre se continúa en el hermoso puerto y el casco antiguo cubierto de pátina. En todas partes se piensa en Venecia. No puede ser de otra manera.
Pero eso no es nada malo. La ciudad está muy bien diseñada y alberga en las diminutas calles alrededor de la iglesia innumerables pequeñas tiendas de artistas, donde hay mucho que ver.
Para el almuerzo nos damos un gran capricho con una enorme porción de pasta. ¡Después de todo, estamos en Italia! Bueno, casi ;-)