Publicado: 15.07.2019
Alimentación típica del país - ¡se alcanzó el siguiente nivel! Nos han servido un maravilloso raclette suizo. Debajo de nuestra mesa hay un canguro que se deja acariciar, mientras sus amigos están sentados justo frente a nuestra ventana - además hay pavos reales, burros, vacas y todo lo que corresponde a una auténtica granja. La ventana de nuestra habitación para esta noche permite una vista directa del establo de las vacas: ¿qué más se puede pedir?
Pero ahora, vamos por partes: anoche, de regreso de nuestra taberna al hotel, nos empapamos con la lluvia. La misma lluvia nos despierta esta mañana. Dado que las previsiones son más favorables a partir de las diez y media, nos tomamos un poco más de tiempo en el desayuno, después de todo, estamos de vacaciones.
A las 10 nos ponemos en camino hacia un nuevo día. Una pregunta importante se puede aclarar al inicio del día: ¿dónde se encuentran los habitantes de Altenhütte con los de Sechselberg? Correcto: en una rotonda en Chur, Suiza. Sabíamos que Silvi y Jürgen de Sechselberg estaban en las cercanías con las bicicletas, pero realmente coincidimos justo en la ventana de tiempo de unos 10 segundos en la que los 4 pasamos por la misma rotonda de Chur. La alegría es inmensa - es un poco más emocionante que ganar la lotería. Hablamos un rato, tomamos fotos como prueba, nos deseamos mucha diversión y todos seguimos adelante.
Nuestra ruta de hoy es realmente muy plana, vamos pedaleando con sonrisas en los rostros a lo largo del Rin y nos alegramos aún por el encuentro casual, cuando una amable dama nos hace reír de nuevo con el saludo "¡un hermoso día!".
Durante la pausa del almuerzo, aprendemos que un sándwich en Suiza también se llama a menudo "¡un iklemmts!" - nosotros solo conocemos los dedos atrapados o los nervios pinzados, así que encontramos a los suizos extremadamente ingeniosos al clavar su comida en bollos. Después de la pausa de café y pan, seguimos adelante, justo en el camino se encuentra Werdenberg. Las casas de madera que datan de la Edad Media aún están habitadas. En las laderas, vemos las primeras vides y notamos el clima más suave. El valle se ensancha y de alguna manera comenzamos a sentir la proximidad al Lago de Constanza. Al final del día, tenemos quemaduras de sol, arrugas de risa y hemos acariciado a un canguro.