Publicado: 22.09.2019
¡Amanecer! Hoy tuvimos que levantarnos a las 4:30 y nos llevaron al Parque Nacional Kruger. Después de 5 horas de viaje, la llegada a nuestra cabaña fue toda una experiencia. La cabaña limita directamente con el Parque Nacional Kruger y ya en el complejo nos encontramos con monos y antílopes. Durante el almuerzo, pudimos observar a dos descarados monos que saltaban estratégicamente sobre la terraza para hacerse con los sobres de azúcar junto a la cafetera. Solo eso ya valió todo el viaje y fue una gran vista.
Por la tarde emprendimos nuestro primer safari y un impresionante animal seguía al siguiente. En el primer día pudimos ver tres de los Big Five: el elefante, el búfalo y el león; ahora solo faltan el leopardo y el rinoceronte. Pudimos observar a los leones mientras un macho intentaba cazar a los jóvenes que no eran de él. También vimos antílopes, cebras, jirafas y mucho más; ¡mejor que lo vean por ustedes mismos!
La cena se lleva a cabo en nuestro hotel junto a una fogata. Allí probé un kudu, una especie de antílope. No me gustó particularmente y, sobre todo, es una sensación extraña comer un animal que acabas de ver y que todavía tienes presente visualmente. Después de todo, no imaginas el dulce ternero en el prado cuando piensas en un schnitzel vienés.