Publicado: 26.11.2018
Hoy se ha reducido de nuevo un poco la lista de deseos. Estuve en la montaña de la Muralla China en Mutianyu. Honestamente, no había pensado previamente si esto era agotador. Pero se lo pueden creer, es sobrehumano de agotador. Con 50 años no quiero hacerlo de nuevo. Parece que además los estándares de construcción hace 700 años no eran tan estrictos, por lo que cada uno de los más de 6.000 escalones tiene una altura diferente (hasta 80 cm por escalón). Quien logre subir aquí sin tropezar, sudar y hacer pausas, algo no está bien con él. En total, estuve subiendo escaleras durante 3 horas. Sin embargo, también es una sensación muy sublime estar en la cima y sacar una cerveza triunfante de su mochila. Y el descenso fue en una pista de trineo de verano.
La noche se está apagando ahora en el área noroeste del lago en Pekín, un gigantesco barrio de bares y comida callejera. Con una Erdinger servida fría de la botella, y música Pop en vivo china. Debido al inminente dolor muscular de mañana, esto también es más que merecido.
En cuanto a la comida, hoy también me he permitido el pato laqueado de Pekín y sopa de Pekín. Sin embargo, debido a diversas barreras lingüísticas, la sopa resultó un poco sobredimensionada. De vez en cuando también tuve que entrar a una bonita casa de té.
Ahora es hora de terminar la bebida y dirigirnos al aeropuerto, donde en 4,5 horas, a la 1:30 de la mañana, mi vuelo hacia Hanoi despega. Así que hoy de nuevo no dormir.