Publicado: 16.07.2017
El día comenzó después de la fiesta de ayer sin dolor de cabeza ni náuseas. Quizás debería dejar de fumar por completo, me va muy bien sin ello. Como se dijo, en Panamá no fuma nadie.
Hoy había huevos revueltos y tortillas de maíz para el desayuno. Con energía, comenzamos la caminata. Susi decidió no usar la bicicleta.
Y así continuamos. Sudor, sangre y lágrimas (yo). Una persona nos sobrepasa en un vehículo lunar. ¡Ayuda! ¡Llévanos contigo! ¡Qué idiota!
Seguimos. Mochila fuera. Espalda al aire. Moral en el punto más bajo. Seguimos y seguimos. ¡Reúnete!
Finalmente la unión hacia la cima. Un sendero estrecho. De repente, lluvia constante. Refugio rápido en una cabaña.
Continuamos hacia la cima. Pies mojados y poca visibilidad. Por ramas y piedras. ¿Ya llegamos? Creo que sí. Cero visibilidad. ¡Oh, no! Viento y lluvia. ¡Descenso!
Cuidado de no caer. Descenso empinado. Se despeja.
Todo de vuelta. Al borracho le va bien, nos encuentra y nos agradece por la ayuda. ¿Lo logrará?
Hemos logrado completar 15 kilómetros extremos. A descansar en la hamaca. Mañana seguimos rumbo al oeste. Ansia y melancolía.