Después de un desayuno bastante modesto, preparado por nuestro anfitrión, a quien cariñosamente llamamos Jesse Pinkman, el día no parecía comenzar bajo un buen augurio. El conductor para nuestro tour de jungla no llegaba y no teníamos una persona de contacto adecuada. Después de que nuestros anfitriones llamaran 3-4 veces a la organización y al conductor, él finalmente nos encontró y partimos a 300 m/h hacia el bote, donde el Capitán Carl ya estaba esperando. Comenzamos en el Canal de Panamá, donde también navegaban los grandes compañeros de nuestra pequeña embarcación.
Un interesante y educativo paseo en bote (información sobre el canal y la flora & fauna), donde hicimos nuevos amigos. Bueno, fue una amistad comprada con cacahuetes y bananas.