Publicado: 03.12.2022
Despertamos en el paraíso. El despertador sonó hoy a las 6 h y disfrutamos del primer agua caliente en nuestro balcón. A las 6:30 h llamaron a nuestra puerta y una dama que sonreía amablemente nos sirvió nuestro ghee diario. Un pequeño vaso de chupito, acompañado de una lima. Un poco como el tequila, solo que sin sal. Cabeza hacia atrás y adelante... no estuvo tan mal 🤃
A las 7 h continuamos con una clase de yoga. El instructor de yoga, que parecía tener unos 60 años, llegó cojeando y nos sonrió con su sonrisa de dientes faltantes. Lo que ocurrió a continuación es difícil de describir. Un - Fuera - Arriba - Abajo - Parada de cabeza - Pie detrás de la cabeza - Shavasana - Listo. ¡Guau!
Después del desayuno, recibimos nuestro plan de tratamiento para el día. Disfrutamos de un masaje de cabeza con una mascarilla de hierbas con corona de plátano, inhalación, un masaje corporal completo con aceite y un exfoliante de hierbas. Con pausas en las que nos servían cocos en la piscina. Ya tenemos la sensación de que llevamos aquí al menos 4 días y no 24 horas.
Para el almuerzo, había entre otras cosas, melón amargo, que pensamos que era erizo de mar frito.
La cena se llevó a cabo como un evento de cocina en vivo, así que pronto habrá platos singaleses-ayurvédicos en casa 😉
Como postre, tuvimos la primera medicina. 4 tabletas y 2 chupitos. Uno de ellos sabe a Averna - ¡salud!
Sin embargo, nuestro punto culminante fue nuestro nuevo compañero de cuarto, a quien descubrimos por la noche al cepillarnos los dientes en el baño. Una pequeña y delicada cucaracha de aproximadamente 7 cm. La nombramos Kurt. Más tarde, también descubrimos a su amiga Karla, que justo salió de detrás de la papelera cuando estaba sentado en el inodoro. Así que rápidamente cerré la puerta del baño y me fui a la cama detrás de la mosquitera. Con la esperanza de que Karla y Kurt visiten a otro huésped mañana.