Publicado: 16.08.2016
07:33 horas – Despertarse es una tortura. No creo que haya dormido más de un par de horas seguidas, siempre interrumpido por los molestos mosquitos y la luz de la luna. Los asientos reclinados hacia atrás tampoco se podían comparar con una cama de lujo. Como ni siquiera podía estirar mis pies por miedo a tocar el claxon, decidí que solo dormiría en el coche en caso de una emergencia absoluta.
Después de una ronda de jogging, subimos por primera vez a nuestras longboards, que habíamos modificado un poco.
A continuación, saltamos un momento al agua y después del desayuno junto a un camino de campo, nos dirigimos directamente a Berlín.