Publicado: 07.06.2019
¿Cómo se siente estar a solo tres semanas del tan esperado final y el comienzo de una nueva aventura?
Este tema ha surgido en nuestras conversaciones en los últimos días.
Por un lado, hay una gran anticipación. Se espera con ansias cosas que se han soñado durante mucho tiempo: el esperado final del año escolar, el ‘finalmente empezando a empacar’, la sensación de ‘ya casi comenzamos’ y cómo será entrar en esta gran aventura.
Pero por otro lado, hay muchas cosas que hacer que no son tan emocionantes en el inicio de un viaje. Vacunas, ajustar seguros, gestionar asuntos bancarios, hacer mudanzas, empacar cajas... En este proceso, uno se da cuenta de lo que realmente se tiene por delante.
Un año lleno de aventuras y nuevos desafíos que probablemente no se experimenten con frecuencia en la vida cotidiana. Ser consciente de lo que realmente tenemos en la hermosa Suiza, disfrutando de la naturaleza y sus facetas en todas sus formas. No se sabe cuándo se vivirá algo así de nuevo. Pasar tiempo con amigos y familiares y disfrutarlo intensamente. Ahora todo está tan cerca y es tan fácil, pero por un año ya no se tendrá ese lujo.
Uno se da cuenta de que el tiempo corre... así de rápido como se desea que pasen las tres semanas, también se siente el pánico por todo lo que aún queda por hacer y qué montaña rusa de emociones se experimentará en este tiempo.
Pero al final, la anticipación es la mejor alegría y (esperemos) que de alguna manera se arregle todo. En este sentido, nos lanzamos de nuevo al caos diario hasta que podamos contar sobre nuestros momentos muy románticos.