Publicado: 30.09.2023
Esta mañana, nuevamente nos despertó el ruido de globos aerostáticos ascendiendo; nuevamente volaron muy cerca de nosotros. Nuestro siguiente destino era Sarlat-Canéda, un lugar imprescindible de la región según la dama de la bodega Cavaroque.
Podemos darle la razón, es un pueblo muy encantador, además había mercado, delicias hasta donde alcanza la vista en un entorno histórico. Con tantos restaurantes, pronto nuestros estómagos empezaron a gruñir, la variedad de restaurantes era enorme, tuvimos suerte y pudimos disfrutar de un almuerzo extremadamente delicioso (Filet Mignon por un lado, una pechuga de pato por el otro).
Nos seguimos moviendo, cruzamos estrechas calles secundarias a través de paisajes pintorescos, pequeños pueblitos, y de vez en cuando algún castillo, ¡ahí se vive bien! Nuestro lugar de estancia estaba en una granja; Bernard y su esposa nos dieron una cálida bienvenida y, después de que logré sobrellevar su primer shock al ver la matrícula alemana con mi francés más o menos decente, las palabras empezaron a fluir de ella.
Los dos viven en una antigua granja, tienen un pequeño jardín, venden sus verduras y algunos productos de los alrededores a los viajeros y disfrutan de su compañía. ¡Un bello intercambio!