Publicado: 02.02.2018
Ya estamos de vuelta en tierra firme. Con el mototaxi y todas nuestras cosas, fuimos al muelle y desde allí, en un viaje de 2,5 horas en ferry, de vuelta a Ranong, al mismo albergue donde ya habíamos pasado la noche en la ida. La recepción fue nuevamente muy cálida y esta vez ¡también tenemos una habitación con baño privado! Uno aprende de sus errores :-)
Una de las trabajadoras nos llevó de regreso a casa y nos llevó a un mercado (en su mototaxi, por supuesto), donde pudimos probar deliciosos platos locales. No éramos tan aventureros con las empanadas de pollo fritas y los rollitos de primavera, pero aun así estaban muy ricos y de postre tuvimos un pan dulce que Nora prácticamente inhaló :-)
Ranong, por cierto, es una ciudad fronteriza con Myanmar. ¿O ya lo he escrito antes? Cuando llegamos al puerto, había bajamar, así que incluso se podría haber caminado “de” lado.