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La costa caribeña cerca de Palomino (Colombia)

Publicado: 21.04.2023

Desde Bogotá volamos aproximadamente 1,2 horas hacia Santa Marta, en el norte de Colombia, en la costa caribeña. Desde allí, seguimos la costa hacia el este hasta Guachaca. Justo en la playa pasamos dos días disfrutando de uno u otro cóctel bajo las palmeras.

Justo al lado de Guachaca (un poco más al este) se encuentra el Parque Nacional Tayrona. Se dice que allí están las playas más hermosas de Colombia. Los extensos senderos del parque nos llevaron a través de la densa selva costera hasta claros de bosques de palmas. Cuando dejamos los bosques atrás, se presentó una imagen paradisíaca. Playas de arena brillante, rodeadas de cocoteros y grandes rocas, se fundían en un mar azul celeste. Estas eran, sin duda, algunas de las playas más hermosas que habíamos visto. Para tener suficiente tiempo, pasamos la noche en un albergue en la selva.

Después de Tayrona, continuamos a lo largo de la costa. Pasamos por Guachaca hasta llegar a Palomino, una pequeña ciudad junto al mar, limitada por dos ríos. Prácticamente todo se desarrollaba en una polvorienta calle principal que conducía a la playa. A la izquierda y derecha, alternaban los puestos de joyas y souvenirs, diversos restaurantes y bares. Nos gustó mucho estar allí, un lugar donde se podía perder fácilmente la noción del tiempo.

Se podía caminar durante largos tramos a lo largo de las playas de ensueño a ambos lados. Cuando el calor del mediodía se volvía demasiado intenso, simplemente colgabas una hamaca entre las palmas y pasabas allí la siesta.

La última parada la hicimos en Buritaca, en el albergue Río. Era un lugar increíble con un amplio terreno justo al lado del río en un pequeño valle. Allí también se celebraba alguna que otra fiesta, pero aún así logramos (tras dos intentos) levantarnos temprano para hacer una excursión a las colinas circundantes. Estas son las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, una imponente cordillera aislada. Caminamos con un guía local hasta su plantación de cacao y un maravilloso mirador, donde tuvimos un encuentro sorprendente. El guía había encontrado un bebé mono aullador rojo en el bosque un día antes. Fue una experiencia increíble, pasamos todo el día cuidando al pequeño que debía ser llevado a un centro de rescate al día siguiente. También sus parientes, monos aulladores rojos adultos, nos visitaron y pudimos observarlos de cerca.

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