Publicado: 20.01.2018
Queríamos echar un vistazo a una gran ciudad colombiana y como Cali aún tiene mala reputación, decidimos ir a la mítica Medellín. Nuestro conductor de autobús, que iba a toda velocidad, nos llevó y así llegamos no después de 10 horas, sino luego de 5 horas, a medianoche en Medellín. Nos recuperamos un poco en el hotel y luego queríamos ver la Comuna. Nuestra recepcionista nos miró con curiosidad, preguntándose qué era lo que planeábamos ver allí y además, que ya era muy tarde, que no era seguro estar allí. Hmm, ok, no éramos conscientes del lugar peligroso, así que decidimos ir al Casa de la Memoria. Un museo de historia moderno y un poco artístico sobre los oscuros tiempos de Colombia y su actualidad. En el centro había mucha actividad, se podía comprar de todo, pero también notamos rápidamente que como turistas llamábamos bastante la atención. Esa noche queríamos salir, cenamos con los jóvenes colombianos en un puesto de comida, bebimos excelentes cócteles, observamos a algunas bellas colombianas con sus locos tacones altos, casi asistimos a un concierto de metal con lugareños y eventualmente, exhaustos, caímos en la cama del hotel. Al día siguiente hicimos un recorrido por la ciudad y tuvimos más impresiones de Medellín que no nos convencieron. Creemos que es una buena base para empezar, si volveríamos a viajar allí no podemos decirlo con certeza.