Publicado: 27.07.2016
Finalmente, lo inevitable había llegado. El último día de nuestro viaje estaba en el programa. Debíamos dejar nuestra cabaña en Santa Bárbara antes de las 10. Con gran dificultad, logramos meter todo nuestro equipaje en el auto. Así que partimos en dirección a Los Ángeles. En el camino hicimos una primera parada en la carretera nr1. En una hermosa bahía había docenas de surfistas en el agua. Era muy bonito mirarlos y, de hecho, nos hubiera gustado probarlo también. Es admirable la facilidad con la que juegan con esas grandes olas.
Después de un rato, continuamos nuestro viaje, a lo largo de las famosas playas de Malibu y Santa Mónica. Miramos con un poco de envidia las lujosas villas a lo largo de estas playas. Finalmente, llegamos a Manhattan Beach. Este se encuentra justo al final de la pista del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Los aviones despegan constantemente sobre la playa. En un último almuerzo en el bar de la playa, observamos el ajetreo durante un tiempo. También pudimos observar las enormes columnas de humo de los incendios forestales en el interior de Los Ángeles. Después, era hora de ir al aeropuerto. Primero debíamos devolver el auto. No fue fácil encontrar la entrada correcta, así que dimos unas cuantas vueltas entre las esquinas de los edificios en la zona. Esto no es del todo sencillo con el inmenso tráfico.
Finalmente, pudimos devolver el auto y llegamos a tiempo al aeropuerto con el transporte de enlace.
El vuelo de regreso fue largo y aburrido. Despegamos poco antes del anochecer y volamos las primeras cinco horas durante la noche. Sobre la costa de Canadá, salió el sol. Sin embargo, como esta vez volábamos más al sur, solo vimos nubes y agua hasta Francia. Solo después de París mejoró el clima y pudimos disfrutar del acercamiento sobre Suiza, via Basilea, Fricktal y la Selva Negra del Sur. Incluso pudimos distinguir Erlinsbach y también se veía muy bien el PSI. Así que ya estaba preparado para la próxima etapa del viaje en el descenso.
En el aeropuerto nos recogieron. Como además del equipaje no todos los pasajeros cabían en el auto, parte de nosotros viajamos en tren a Aarau, donde ya nos estaba esperando un taxi.
Así, nuestra inolvidable viaje ha llegado a su fin, muchas impresiones solo las podremos procesar en los próximos días.
También este blog termina aquí. Esperamos que la lectura haya sido divertida y nos alegraría que alguno de ustedes también presionara el 'me gusta' o el corazoncito.