Publicado: 30.06.2019
Después de aproximadamente 18 horas de viaje, llegué al aeropuerto de Denpasar en Bali. La llegada se retrasó por la espera de mi equipaje y el control de pasaportes, y tras casi 2 horas, fui recibido por el taxista que afortunadamente ya había organizado y me llevó al hostel.
El hostel, lamentablemente, no era como lo había imaginado de mis últimos viajes. Me llevaron a una habitación pequeña y sucia, sin posibilidad de privacidad, mucho menos de cerrar la puerta. Sin embargo, la gente era muy amable y me recibió calurosamente. Después de 10 horas de sueño, la situación se veía mucho mejor y me dispuse a explorar un poco el lugar y la playa. Por la noche, en el hostel, se preparó comida indonesia y uno podía servirse y pasar un buen rato juntos.
Al día siguiente, llegó mi colega Umar y nos trasladamos a otro barrio a un acogedor guesthouse. Como él ya conocía Bali, pudo llevarme un poco en scooter y mostrarme más de Canggu.
En los días siguientes, comenzó su curso de yoga y tuve la oportunidad de explorar la isla por mi cuenta. Así que fui a la famosa puerta del cielo, al palacio del agua, a una famosa cascada, me familiaricé con la obtención y producción de café y también pude probarlo. Los hermosos campos de arroz que aquí moldean el paisaje tampoco me pasaron desapercibidos.
Una tarde libre, Umar y yo viajamos al punto más al sur de la isla y visitamos el templo Uluwatu. La vista era impresionante. Los monos, que son sagrados aquí, por supuesto no podían faltar y nos divirtieron con su forma juguetona.
Disfruten de las fotos y prepárense para la segunda parte con las Islas Gili y el hotspot de yoga Ubud. ;)