Publicado: 04.10.2016
Lunes.
Primero debemos dejar nuestro querido hostel por una noche, no habrá disponibilidad hasta la noche siguiente. La dueña es una india súper amigable y maternal que habla con el típico fuerte acento indio que todos conocen. Lo que solamente la hace más simpática, según nosotros. 👌🏼
Los grandes mochilas pueden quedarse guardadas hasta el día siguiente, ya que regresaremos mañana. Solo tomamos lo necesario e iremos al Kiwi Bank para hacer nuestra cita y abrir nuestra cuenta. Solo toma media hora.
Ahora estamos un poco perdidos sentados en un banco frente al banco, pensando qué hacer con el aún joven día bajo un clima que aparentemente no está tan mal. El tiempo se convertirá más tarde en un tema en sí mismo. 🤔
Con el ferry se puede llegar fácilmente a las islas cercanas por poco dinero. Ayer subimos a una pequeña montaña, hoy queremos visitar una isla. ¡Nueva Zelanda es genial!
Antes de que zarpe el ferry, en el puerto, en la ya mencionada sala, se golpea implacablemente al volante de bádminton. Este pobre objeto seguramente esperaba ser movido solo por pequeños niños, ¡y luego aparecen dos tipos completamente locos!
Después del casi agotador interludio en la red de bádminton, tomamos un viaje en barco de 40 minutos a la Isla Waiheke. Se pronuncia Waihiki, por cierto. Waiheke suena como un suburbio lejano de Gelsenkirchen-Wanne Eickel cuando lo pronunciamos.
Al llegar queremos alquilar bicicletas. Una buena idea de nuestra parte, lamentablemente los precios son completamente exagerados. Así que volvemos a pie. Consultando el mapa en el centro de información, nos damos cuenta de que la isla es mucho más grande de lo que pensamos. Mucho, mucho más grande. 😱 Dado que es imposible recorrerlo todo en un solo día, nos dirigimos a Oneroa Beach, que está más cerca. La playa siempre es buena y el sol brilla.
Como ya está empezando a hacer calor, metemos las chaquetas de lluvia en la mochila. Dicho y hecho, de repente comienza a llover. Así que volvemos a ponernos las chaquetas. Dijo que... - espera un momento... ¿ya se ha detenido otra vez?! Así que volvemos a sacarlas. Este juego se repetirá varias veces ese día - el clima en Nueva Zelanda parece ser tan inestable como el horario del tren alemán. 🚉
Por todas partes, se oyen aves exóticas en el camino. Es decir, cantando. Si alguien pensó en otra cosa, ¡que se sonroje! Las plantas parecen sacadas de un bosque tropical. Se siente realmente como unas vacaciones ahora. El cielo cambia su fondo entre: sol con nubes, nubes con un poco de cielo azul, intentando con una animación de lluvia de 10 segundos y sol puro. Aunque el sol pega bastante, incluso si solo está por un minuto. Y eso en primavera.
Unos minutos más por la calle. Entonces, llegamos.
Del bosque al paraíso..