Publicado: 17.08.2018
17 de agosto
Dicho y hecho... esta mañana nos conseguimos la Dubrovnik Card de inmediato y por eso estamos muy orgullosos, ya que estábamos bien preparados para el día, caminando hacia el autobús. Después de 5 minutos de espera, ya llegó... ¡va todo de maravilla hoy!
Llegada tras otros 10 minutos en Pile Tor. Como hoy ya somos visitantes experimentados de Dubrovnik, pudimos sortear hábilmente a los otros turistas y dirigirnos directamente a nuestra primera atracción seleccionada, el Convento Franciscano. Lo que se podía visitar era principalmente el hermoso claustro gótico y la farmacia más antigua de Europa. A continuación, fuimos al Palacio del Rector, que alguna vez fue sede del gobierno y hoy es un museo de cultura e historia. Ayer ya nos había invitado bajo su arco gótico a quedarnos y nos fascinó. Los interiores y, sobre todo, el soleado patio nos impresionaron. La antigua arquitectura, especialmente el gótico, siempre nos entusiasma. Ningún capitel se asemeja a otro, y de esos realmente hay suficientes. Apenas podíamos saciarnos observándolos. A continuación, volvimos a la muralla de la ciudad hacia la sombra de la oasis de ayer, donde había un delicioso jugo de naranja y zanahoria recién exprimido con hielo y una magnífica vista hacia la isla de Lokrum, además de una pequeña brisa... así que fue un lugar perfecto para una pequeña pausa en este bullicioso pueblo. Después de recargar nuestras 'baterías', continuamos por la muralla hacia el Museo Marítimo y luego al museo etnográfico, que se encuentra en un antiguo granero. Después de eso, nuestras baterías ya se sentían vacías nuevamente y nos dirigimos felizmente a la heladería Dolce Vita de ayer. Era tan bueno que definitivamente queríamos volver. Como último punto culminante de nuestro recorrido por los museos, reservamos la Fortaleza Lovrijenac fuera de la muralla de la ciudad. Leímos que es especialmente atractivo por la tarde... sobre todo la vista desde allí hacia el casco antiguo. Y de hecho, no podríamos haber deseado un lugar y un momento más hermoso para concluir. Y cuando el sol de la tarde también distribuyó su luz restante sobre los techos rojos del casco antiguo, tomamos despedida de Dubrovnik, agradecidos y felices por lo vivido y visto.