Publicado: 15.06.2019
Nuestro día comenzó a las 7 de la mañana. Adam no quería dormir más, ya que quería experimentar nuevas aventuras y descubrir el mundo. Desayunamos, después Beni construyó una torre y partimos hacia Sassnitz al ferry. El clima continuaba soleado, un poco nublado.
Encontramos rápidamente la terminal, así que tuvimos tiempo para hacer compras en el cercano Binz y reabastecernos.
Luego comimos y a la 1:30 pudimos abordar el ferry.
El embarque fue exitoso. Resultó ser una muy buena decisión que reserváramos una cabina, así los chicos pudieron tomar una siesta y luego jugar y moverse. Aunque al principio Ben se opuso mucho, se quedó dormido en un minuto.🤙
Se podían ver muchas familias similares en la cubierta como nosotros con dos niños pequeños, que luchaban en el pasillo, tratando de dormir a sus hijos. A la hora del almuerzo, creo que ningún niño toma un ferry aburrido de 4 horas con gusto.
Después de que los chicos se despertaron, exploramos también la cubierta. Salimos a la cubierta exterior, aunque casi nos voló el viento al mar. Habría sido una pena... así que regresamos a la cubierta del restaurante. Allí había principalmente suecos que tomaban el viaje por el alcohol. Todos llevaban (bueno, un poco de exageración - así que unos 15-20 cajas a simple vista) de cerveza enlatada de 24. Suponemos que el alcohol es caro en Suecia, pero verlo así fue bastante gracioso. Por cierto, los precios no eran baratos en la tienda a bordo, comparado con el shopp de la terminal. También fue gracioso observar a las personas - notamos dos tipos: uno eran familias como nosotros, otros que llevaban tantas bandejas de cerveza como les permitía la seguridad. Nosotros compramos 3 tabletas de chocolate Marabou en la tienda, ya que más allá de eso solo había alcohol, aunque había de todo tipo de variedades/marcas. Y la verdad que a buen precio - al ser un área libre de impuestos.
Desde Trelleborg tomamos la dirección hacia Ystad, donde buscamos un camping. Nuestro GPS nos hizo una pequeña broma ya que nos llevó por un gran desvío a todas luces a la autopista. Era extraño que nos llevara todo el tiempo hacia Malmö, aunque Ystad está en una dirección completamente opuesta. El GPS del iPhone, por cierto, propuso igualmente la misma ruta - curioso, aunque por la costa habría sido más correcto.
De camino, lavamos gratuitamente el Womo, ya que una de esas tormentas de lluvia nos sorprendió unos kilómetros antes de Ystad, que apenas dejó limpiar el limpiaparabris. No dirán los suecos que vienen estos alemanes con sus casas rodantes sucias.😂
La otra buena decisión del día fue que reinstalamos a nuestro pequeño navegador en un mejor lugar - después de que terminó su