Publicado: 03.09.2021
A principios de agosto de este año, hice un viaje corto de tres días a Bamberg con mis amigos del seminario, una ciudad hermosa que en realidad no está tan lejos de donde vivo.
Además de la compañía, tampoco faltó la gastronomía y probamos Schäufele y bebimos cervezas regionales, incluyendo la famosa cerveza ahumada. Sabe, como su nombre indica, a ahumados.
Visitamos el castillo, paseamos por Pequeña Venecia y a lo largo del Regnitz. Disfrutamos de las vistas desde varios puentes, incluido el antiguo ayuntamiento, que se encuentra en medio del río y es un telón de fondo para sesiones de fotos interminables de algún conocido de Instagram. El ayuntamiento fue construido en ese momento por los ciudadanos de Bamberg en el río, porque el señor de Bamberg no quiso proporcionarles 'ni un trozo de su tierra'. Por lo tanto, el ayuntamiento fue al agua.
Asimismo, caminamos hacia el monasterio de Michaeli, que ofrece una hermosa vista de Bamberg y un hermoso jardín de rosas. También seguimos los pasos de los tres mosqueteros en la plaza de la catedral y buscamos la famosa estatua ecuestre, que es digna de ver por su representación tridimensional y realista, dentro de la catedral.
Pero no solo disfrutamos de los conocidos puntos de atracción turística, sino que también descubrimos una librería de antigüedades, donde no solo nos refugiamos de una breve lluvia. Asimismo, disfrutamos de un festival de jazz y pasamos nuestras noches en varios bares, que lamentablemente debido al cierre por el corona, tuvieron que echarnos a las 1:00 a.m.
En definitiva, ¡Bamberg definitivamente vale la pena visitar!