Publicado: 01.11.2019
Ayer, de hecho, no hubo internet disponible :O.
Y tampoco había red.
Solo arriba en la montaña.
Pero empecemos desde el principio.
Llegamos al campamento beduino. Desierto hasta donde alcanza la vista. Y no fue nada fácil llegar aquí, ya que el campamento está detrás de un campo de entrenamiento para soldados en formación del ejército. Alguna ceremonia hizo que cientos de personas tomaran el mismo camino y solo el cuarto soldado israelí (por cierto, muy apuesto) nos dio permiso para seguir, ya que evidentemente no estábamos interesados en ser nombrados oficiales.
En el campamento había caballos, burros, perros, gatos e incluso tres pavos (= plural de pavo, lo busqué - no lo duden).
Por la noche, nos cocinaron y también por la mañana había abundante y delicioso alimento local.
La noche en el desierto estaba realmente fría.
Ya me preguntaba para qué servían las gruesas mantas en la cama, cuando había agradables 25 grados. No pasaron tres horas y ya estaba agradecido por ellas...
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Hoy a las 10 de la mañana continuamos hacia la gran ciudad - pasaremos los últimos días en Jerusalén.
También aquí fuimos recibidos calurosamente por los animales...