Publicado: 03.08.2022
Ese día nos levantamos temprano, ya que habíamos reservado entradas para el famoso Museo de Termas de Bath la noche anterior.
Al llegar allí, tuvimos que darnos cuenta de que no podíamos entrar con nuestras grandes mochilas de viaje debido al peligro de bombas. Sin embargo, como no pudimos guardar nuestras mochilas en ningún lado, tuvimos que tomar el tren a York mucho más temprano de lo planeado.
El viaje en sí fue, como siempre, bastante aburrido y cuando finalmente llegamos, después de un pequeño error al ir primero al albergue equivocado y luego al correcto, ya se acercaba la noche.
Aun así, decidimos ver la Torre de Clifford antes de cenar, la cual, sin embargo, resultó ser menos espectacular de lo que pensábamos.
Para la cena, tuvimos el ya tan conocido “fish & chips”. Mientras que el pescado estaba bastante sabroso, no puedo decir lo mismo de las “chips”. Colin y yo coincidimos después de un rato en que nuestra afirmación, que ya habíamos reafirmado antes, realmente corresponde a la realidad: los británicos no saben cocinar.
Y así terminó este día, aunque fue bastante aburrido, hubo algo bueno: Colin tenía buen ánimo después de mucho tiempo, lo que hizo que el día fuera mucho más relajado que los anteriores.