Publicado: 25.01.2020
Hoy es sábado, después del desayuno me dirijo a uno de los centros Wof (Warent of fitness) en Christchurch. Hay 8 coches delante de mí, después de una hora soy el siguiente. El examinador se hace cargo del autobús y comenta que nunca ha tenido un coche así (claro, hay 3 en NZ) y que Mercedes fabrica buenos coches (quizás, solo que no este). El coche se revisa de manera ordenada y concienzuda, incluso se nota que los intermitentes laterales ahora iluminan en blanco...
Fallo en la prueba, primero tengo que comprar nuevas bombillas para los intermitentes y arreglar los puntos de óxido en el umbral y en el domo del amortiguador. A diferencia de Alemania, aquí no se puede mover el coche, solo está permitido el viaje directo a casa y las visitas al taller y a la estación de inspección. Así que me quedo otra vez varado, al menos por unos días; en el peor de los casos, el autobús es irreparable y va a la chatarra. Tras mi regreso a casa, Duncan me sugiere acompañarme el lunes a un taller correspondiente, y luego veremos...
Aún recortamos juntos el seto de la granja un poco, pero hace demasiado calor para más... Por la noche, Duncan prepara una increíble cena con verduras del jardín y filetes de res del vecino, y charlamos un poco...