Publicado: 25.06.2019
Son las 6:27. A las 6:45 habría sonado el despertador. Como cada mañana, ya estamos despiertos antes que él. En nuestra vida desorganizada en Hannover, en un año sabático con una parada, nos preocupábamos de si podríamos levantarnos temprano. ¡Ningún problema, la curiosidad nos saca de la cama y nos pone botas de goma y monos de trabajo! ¡El día comienza con mucho estiércol! Helmut ya ha calculado: en 3 semanas, habremos sacado alrededor de 15.000kg de estiércol de vaca del establo. Magdalena y Manuel ya están despiertos desde las 4:30h. Han ordeñado, alimentado, puesto en marcha el teleférico que baja el cubo de leche montaña abajo. El olor a estiércol de vaca con el estómago vacío es algo a lo que hay que acostumbrarse. Y el estiércol de vaca está en todas partes. En el suelo, en las paredes, incluso en el techo, en todos los utensilios y pronto en toda la ropa. Es imposible evitarlo. Al esparcir la paja, te mueven el rabo de la vaca lleno de caca enfrente de la cara, se desinfecta un canal hasta el final, la vaca empieza otra vez por delante y si estás en mal lugar... ¡Uno se acostumbra a todo!
Pero me gusta la atmósfera tranquila en el establo. 17 vacas, 3 cerdos, 2 terneritos. Y en los primeros días, aún 2 cabritas. Cría, como dice el sudtirolés, que tengo el privilegio de alimentar con leche. Una con el biberón, la otra bebe como un perro de la tacita. Luego tenemos el desayuno. Un nuevo ritmo diario. Mis aproximadamente 5 comidas al día se reducen a 3. ¡También funciona! Unidad de trabajo por la mañana, una por la tarde, otra vez al establo por la noche. Después de la cena, alrededor de las 8h, la casa se vuelve tranquila.
Nuestra impresión: el agricultor sudtirolés trabaja mucho, pero con calma. Siempre hay tiempo para un descanso. No está metido en un horario riguroso de cuándo se debe hacer algo. El clima determina la mayoría de las actividades. A mediados de junio es hora de la cosecha de heno y para las vacas, es tiempo de dejar el establo durante el día. Esa es nuestra principal carga de trabajo: preparar los pastos (construir cercas, recoger y apilar la madera que cayó en las praderas durante la última tormenta), llevar las vacas a la montaña y hacerlas bajar de nuevo. Hacer heno puede empezar en la segunda semana, según el clima, y así tenemos tiempo para poner en orden algunas cosas en la granja que no se pueden hacer durante el año: almacenar madera, clasificar tuberías de agua,... Nosotros, que no estamos acostumbrados al trabajo físico, también estamos agotados por la noche, tenemos ampollas y arañazos en brazos y piernas. ¡Me pregunto cómo Manuel y su hermano Andreas, que manejan esta granja, logran mantenerse tan ilesos!