Publicado: 11.09.2018
Segundo objetivo de nuestra etapa alcanzado: Washington DC.
Por la mañana desayunamos un bagel y luego ¡a la carretera!
Con el Megabus en un recorrido de 5 horas en autobús.
Un poco de charla, un poco de sueño y el tiempo pasa volando.
Al llegar a Washington, nos ocupamos sin problemas de las nuevas máquinas expendedoras de tickets. Por suerte, el principio es similar al de Nueva York.
Con el metro llegamos a nuestro nuevo alojamiento, el Adam’s Inn.
Al inspeccionar la habitación, notamos una puerta que daba al patio interior. Salimos un momento para ver qué había afuera y... la puerta se cerró. Desafortunadamente, tiene un mecanismo que se cierra automáticamente. Así que allí estábamos, y después de 5 minutos ya estábamos encerrados fuera.
Después de explicar lo sucedido a la recepcionista, ella nos miró sorprendida y dijo: “¿Una puerta al patio interior? ¡No sabía que tenías una!”
Un momento después, la dama apareció con varias llaves e intentó tener suerte.
Desafortunadamente, fue en vano. También habíamos cerrado la puerta de entrada de adentro y aquí tampoco pudo encontrar la llave. El espectáculo con las llaves se repitió, y ella apareció una y otra vez con nuevas llaves que había encontrado en algún lugar.
Después de sentir que había pasado el tiempo de 100 intentos y varias llamadas al conserje, ¡finalmente llegó la salvación! ¡La llave correcta!
Después de aproximadamente 30 minutos afuera, finalmente pudimos regresar a nuestra habitación del hotel.
Nos lo tomamos con humor, nunca olvidarás momentos como este. ¡Brindemos por eso! ¡Salud!