Publicado: 06.01.2020
Nuestra amable anfitriona francesa, Nathalie, nos muestra encantada el mercado. Hay un aroma a frutas exóticas, no hay moscas, todo está extremadamente limpio. Por todas partes encontramos huellas de la difundida religión Candomblé, una mezcla de veneración a dioses y superstición.