Publicado: 18.03.2024
Día 51: Lourdes fue una experiencia. Probablemente la más impresionante de todo nuestro viaje. Seguro, no podemos decirlo porque en los últimos 51 días hemos descubierto tantos lugares, vivido tantas aventuras y conocido a tantas personas que aún necesitamos ordenar y procesar todo esto. Esto aquí – nuestro blog – nos será de gran ayuda en eso.
Ayer prometí contarles sobre la interesante conversación en nuestro bar habitual. Me di cuenta de inmediato de que el hombre tenía una presencia extraordinaria. Ojos azules que brillaban amablemente, cabello gris de longitud media, una voz tranquila y agradable. Conversamos en inglés, hasta que mi interlocutor me ofreció continuar en alemán. Me volví a la escucha atenta cuando me contó que había llegado aquí hace dos meses porque una voz se lo había aconsejado. ¿Una voz? Ante mi pregunta, primero se presentó como Roland Armbruster de Suiza y acordamos continuar la conversación en un formato de tú.
Así supe que Roland tiene habilidades especiales. Tiene la capacidad de ver y oír lo que otros no pueden, y trabaja como vidente, mago y médium médico. Le dije que enseño atención plena, y así se desarrolló una conversación sumamente interesante, en la que en algún momento también se unió Icke, que había ido a hacer algunas diligencias. Como ella también tiene una vena espiritual y ha estado involucrada en temas espirituales durante muchos años, se integró rápidamente en nuestra conversación.
Icke y yo éramos conscientes, sin ponernos de acuerdo, de que no estábamos sentados frente a un fanfarrón o charlatán. Roland nos habló de su trayectoria, su vida anterior como empleado de banco y su nueva tarea, sus desafíos y obligaciones. Conocimos a una persona que busca maneras de usar sus habilidades especiales para ayudar y sanar - a sí mismo y a los demás. No es una tarea fácil, pero para el suizo no hay alternativa. "Hago mucho para reconocer mi camino y luego seguirlo", dice.
Solo podemos desearle suerte y esperamos que también encuentre un objetivo en su camino. A menos que el camino sea su objetivo.
En nuestro caso – al menos en este caso – no es el camino el objetivo. Nuestro destino es Stolpe an der Oder, que esperamos alcanzar el viernes. Para nosotros, el camino de regreso ha comenzado hoy y no queremos aburrirles con historias adornadas de la autopista.
Por eso nos despedimos en este punto. Ha sido un placer tenerlos con nosotros en nuestro viaje, compartir nuestras experiencias y hemos estado muy contentos con sus reacciones. Cuando la nostalgia de los viajes se vuelva demasiado fuerte y las voces que claman por aventura se hagan demasiado ruidosas, se los haremos saber.
¡Prometido!