Publicado: 30.07.2019
No nos quejamos y cuando uno ya está aquí, también vamos a hacer senderismo en días nublados. Bien abrigados con abrigos y gorros, comenzamos temprano en la mañana en Johnson Lake. Se puede rodear y descubrimos grosellas silvestres o probamos a jugar béisbol con conos de pino. Motivación infantil, cuando los ositos de goma escasean. Funciona y hemos recorrido 3/4 del lago y hacemos un picnic en las legendarias sillas rojas.
De repente, sale el sol y se ve por qué las sillas están aquí, las nubes desaparecen y se descubre un hermoso panorama.
Al final del día, incluso nadamos en el lago, algo que nadie había pensado al principio. Lo más bonito del viaje fue la amable familia suizo-canadiense, que nos prestó su canoa, con la que pudimos remar un rato en el lago. Nos sentimos muy canadienses y vemos las montañas desde otra hermosa perspectiva. No hemos ido a nadar con la canoa, aunque por la emoción de los niños en momentos estuvo muy tambaleante.