Publicado: 09.09.2022
Mańana: Niebla sobre la Caldera. Silencio.
Personal del hotel. Preparativos. Cargando cajas. Limpiando.
Turistas. Multitud. Voces. Diferentes orígenes. Diferentes naciones. Diferentes idiomas. ¿Quién se da el lujo de ser la excepción y quién vive el lujo? Fusionando.
Calles. Callejones estrechos. Fachadas de casas. Blanco. Techos. Azul. Pavimento de adoquines. Tiendas abarrotadas. Souvenirs al lado de souvenirs. Vasos de chupito y camisetas de burro junto a montones de pulseras típicas. La ropa que en otros lugares cuesta poco, aquí cuesta medio sueldo de niñera.
Restaurantes. En frente, camareros invitan a entrar. A la Caldera. Vista enorme. Café 5€. Ensalada 20€. ¿Vale la pena? ¿Quién puede permitírselo con buena conciencia? Comida rápida. Falafel. Hummus. ¿Vegano?
De día: Sol. Contento por cada ráfaga de viento. Cada sombra. Puesta de sol. Sueños.
Noche: Luces. Música. Pulsaciones.
En casa. Cada mañana abrir la ventana. Mirar afuera. Mar. Islas. Casas blancas con techos azules en un empinado, áspero y gris acantilado. Se ve tan maravilloso como la noche anterior. Brillar. Felicidad. Camino a la puerta de casa. Abrir. Salir al balcón. Sentir el viento. El cabello ondea. Inhalar. Exhalar. Satisfacción pura. Yoga. Desayuno: Plátano aplastado con avena y leche alternativa en una taza de vistas. No hay tazón. ¿Quién necesita un tazón?