Publicado: 13.04.2018
Nepal - Pokhara - PARQUE NACIONAL CHITWAN - Katmandú - Bhaktapur
Para llegar a la jungla del Parque Nacional Chitwan, nos aventuramos nuevamente en un “autobús local”. Con una cabra en el techo, viajamos ocho horas a través de las montañas, de las cuales estuvimos parados durante dos horas esperando que la carretera, que en ese momento estaba en reparación (sufrió grandes daños durante el terremoto de hace 2 años) y estaba temporalmente cerrada, se reabriera. En la última media hora tuvimos que hacer espacio para los polluelos en nuestros asientos y en parte tuvimos que estar de pie. 😂
Con gran emoción y energía comenzamos muy temprano en la mañana con dos guías. Primero, viajamos en un tronco de árbol sobre el “Río Rapti”. Allí avistamos caimanes de la especie Cavial, que estaban tomando el sol. Lo especial de estos caimanes es que tienen hocicos estrechos y se alimentan exclusivamente de peces. Además, desde el agua ya vimos muchas especies diferentes de aves, como martinetes, cigüeñas, cormoranes, una especie de gansos salvajes (gansos de amor), loros, marabús y muchos más.
En la tierra firme, recibimos una breve instrucción sobre cómo comportarnos en caso de encontrarnos con un animal salvaje. Así que si un rinoceronte decidiera atacaros, debéis correr en zigzag, ya que no pueden ver muy bien, pero tienen un excelente sentido del olfato. De este modo, no alcanzan altas velocidades al correr. Además, podríais dejar caer algo que puedan oler (puede recogerse más tarde). Ya en el primer mirador vimos a lo lejos un punto gris, que resultó ser un rinoceronte (rinoceronte indio), que también está en peligro de extinción. Al final de nuestra excursión tuvimos la suerte de verlo mucho más de cerca. Después de un tiempo en la jungla, un hermoso bisonte pasó cerca de nosotros. Nuestra caminata atravesó zonas secas, en parte quemadas, a lo largo de lechos secos de ríos, pero también a través de pequeños ríos y auténtica jungla verde. Estuvimos rodeados en todo momento por innumerables insectos, mariposas y aves. También vimos langures, una gran lagartija, ciervos, muchos montículos de termitas y una impresionante araña gigante. Además, había plantas y flores muy interesantes.
Al igual que en nuestra última safari, esta vez también solo vimos huellas de tigres y excremento de oso, pero no vimos ni un oso ni un tigre. Una pena, pero quizás también es una suerte, ya que no son precisamente inofensivos (como nos contaron las historias de nuestro proveedor después de la safari) y solo estábamos caminando desarmados. En la jungla también viven elefantes salvajes y muchas serpientes, que estarán activas solo en la próxima temporada de monzones.
Fue una experiencia muy emocionante, ya que caminamos todo el tiempo en un ritmo tranquilo, en silencio uno detrás del otro. Guiados y liderados por un guía, con los ojos bien abiertos, observando el entorno. Muy emocionante, pero también agotador.
Lo repetiríamos cada vez, aunque sea caro, pero en la temporada de monzones lo pensaremos de nuevo, ya que definitivamente se volverá más peligroso.