Publicado: 12.10.2019
Después de Viñales, tomamos un Collectivo (taxi compartido) hacia la Bahía de Cochinos, en el pueblito Playa Girón. Este pueblito es pequeño y al menos ahora en temporada baja está bastante tranquilo. Se oye de vez en cuando un silbato y a alguien gritar algo, ya que comerciantes en sus bicicletas venden cebollas y ajos, pan, o frutas. No hay una tienda de verdad, solo algunos puestos con unos 5 – 10 artículos. En cualquier caso, no encontramos protector solar en todo el pueblo, a pesar de una búsqueda exhaustiva. Nuestra principal actividad en Girón fue mayormente snorkel. Siempre recordaremos Caleta Buena, una bahía natural en la que miles de peces buscaban refugio de las olas.
Después de Playa Girón, continuamos en el autobús Viazul hacia Cienfuegos, una ciudad que considero subestimada. Además de algunos hermosos edificios coloniales, la ciudad nos dio una buena visión de la vida urbana típicamente cubana. Pizzas por aproximadamente 40 centavos, jugo de mango por 15 centavos, alrededor de 6 diferentes postres por unos 2 CHF, etc. Lejos de las atracciones turísticas de Cuba, los precios son increíblemente baratos. Aquí llovió varias veces bastante intensamente, lo que en realidad no es malo, solo te mojas, no hace frío tampoco.
Después de Cienfuegos, pasamos cuatro días en la pequeña y hermosamente situada ciudad de Trinidad, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La ciudad se volvió rica gracias a la producción de azúcar en los siglos XVIII y XIX, sustentada por el trabajo de numerosos esclavos. Alrededor del cambio de siglo, cuando las exportaciones de azúcar cayeron y la ciudad perdió importancia económica, el desarrollo de la ciudad se detuvo. El resultado son maravillosos edificios de la época colonial rodeados de calles empedradas.
No muy lejos de Trinidad, pasamos nuestros últimos días en Cuba, específicamente en el pueblo pesquero de La Boca, donde encontramos un hermoso paraíso en el B&B