Publicado: 27.07.2020
¡Aquí vengo al pueblo más adorable del mundo! Castle Combe. ¡Ay Dios, si hubiera sabido que iba a perder mi corazón precisamente ante masas de tierra y edificaciones!
Las imágenes dicen más que las palabras. Además, la gente aquí es muy entrañable. Quien no puede administrar su restaurante, simplemente vende paquetes de picnic con bollos caseros y té o monta un puesto de pasteles de autoservicio frente a su puerta. Y quien sea que lo horneara, pero todo lo que vive allí afuera, ¡te bendiga: el pastel de limón era una locura!