Publicado: 25.02.2019
Después de estar despierto desde las 5 de la mañana y de intentar dormir nuevamente sin éxito, el día comenzó con un abundante y delicioso desayuno en Eggspectation.
Antes de ir al CN Tower, tuve que ajustar un poco mi atuendo. Las temperaturas son bastante agradables, pero el viento es muy helado. Y sobre todo, muy fuerte.
Subí a la torre de televisión más alta del mundo, con 553 m, que estuvo en funcionamiento desde 1976 hasta 2009 - debido a la tormenta, tomó un poco más de tiempo de lo habitual. La vista era espectacular y extremadamente cambiante. En cuestión de momentos, pasamos de un radiante sol a una tormenta de nieve.
Después, estaba programado un paseo hacia el Lago Ontario. En un banco protegido del viento, pude disfrutar del sol, observar gaviotas y ver a los aviones aterrizar.
Para concluir el día de turismo, visité el acuario - un verdadero punto destacado. Un imprescindible: el túnel de casi 100 m que atraviesa el tanque de tiburones. Luego no perdí la oportunidad de acariciar a un pequeño tiburón, así como el tocar a las mantas y dejar que unos camarones me limpiaran la mano.
Después de descansar un poco y sobre todo de calentarme, finalizamos juntos el día en El Catrin - un excelente restaurante mexicano en el Distillery District. El chef se encontraba entre los 10 mejores chefs de México antes de emigrar a Canadá. Y para mí, además hice un nuevo descubrimiento: desde hace poco, parece que me gusta el guacamole. ¿Quién lo habría pensado...?
En el taxi de regreso, de hecho pagué aquí en efectivo por primera vez. Muy inusual para mí, ya que aquí realmente todo se paga con tarjeta de crédito.