Publicado: 15.03.2019
La última parada de mi viaje fue Ottawa. Estábamos realmente curiosos sobre cómo llenaríamos los 2 días, ya que habíamos escuchado varias veces que no hay mucho que experimentar aquí.
Una experiencia realmente impactante fue nuestro albergue... Una antigua prisión que se cerró en 1973 y solo 6 meses después se abrió como albergue. Los trabajos necesarios para ello fueron, por supuesto, realizados por los prisioneros. Pasamos la noche en una celda histórica y al principio estábamos un poco sin palabras y no estábamos seguros de si realmente había sido una tan buena idea. Pero al final funcionó. Al día siguiente también hicimos el recorrido, que fue realmente muy interesante.
Pero ahora continuemos con el primer día. Luego paseamos un poco por el ByWard Market y comimos. Es un pequeño barrio donde en verano hay un gran mercado de agricultores, aunque en invierno no había mucho ambiente. A excepción de todos los pubs irlandeses.
También visitamos la Galería Nacional. No era exactamente de mi gusto, sin embargo, tuvimos la oportunidad de quedarnos más tiempo en el museo y participar en la inauguración de una exposición. Eso fue bastante genial.
Durante ese tiempo también hubo otra tormenta de nieve. Ottawa en la nieve era realmente muy hermosa, especialmente la vista del Parliament Hill.
Por la noche, por casualidad terminamos en el bar más antiguo de Ottawa.
El día siguiente comenzó como ya se mencionó con la visita a la prisión. Luego fuimos a la Cámara de los Comunes. El recorrido no fue muy emocionante, pero nuestro guía tampoco era genial. Sin embargo, al menos era gratuito.
El último museo de las vacaciones fue el Museo Canadiense de Historia. Aquí también pudimos ahorrar en la entrada, ya que los jueves por la noche la entrada es siempre gratuita. Nos concentramos principalmente en la historia indígena. Los enormes tótems eran realmente impresionantes.
Para terminar, encontramos una verdadera cena al estilo de las de las películas. Además, después de haber probado las Beavertails (un dulce en forma de cola de castor) y la galleta Obama al mediodía, teníamos que comer el tradicional poutine canadiense. Y oh Dios... Entiendo por qué Henni no lo había probado antes... Papas fritas con queso y salsa de carne (aunque esta última es instantánea). Y así se llama platillo nacional.... Así que definitivamente no puedo recomendarlo.
Y eso es todo por ahora. Ahora ya estoy de regreso en el camino. Primero en tren a Toronto y desde allí en avión a casa.
Muchísimas gracias una vez más por los numerosos comentarios positivos. Realmente disfruté estar con ustedes.
Creo que en agosto seguirá la continuación de mi blog. ¡Esta vez desde Irlanda!