Publicado: 27.11.2017
Con una parada en Chiang Mai, Eva y yo continuamos hacia el antiguo pueblo hippie de Pai. Como suele suceder, llegamos a Pai sin un plan respecto a dónde quedarnos y de alguna manera nuevamente tuvimos el instinto, la suerte o como se le quiera llamar :) así que pudimos alquilar una casita verde algo alejada en una colina. Teníamos una maravillosa vista de los campos de ajo frente a nosotros, el Buda blanco en la dirección opuesta en la pendiente y además una cocina y la libre disponibilidad del jardín, incluyendo hierbas y un papayo (!!!) para usar. Pasamos los días en Pai de manera muy relajada, cocinando, aprendiendo tailandés, paseando, tomando café, charlando y por supuesto explorando los alrededores (aguas termales, cañones, cascadas).