Publicado: 02.07.2018
El domingo por la mañana a las 10:30 estaba puntualmente en un punto de encuentro donde debían comenzar las visitas guiadas gratuitas. Tenía curiosidad por saber si realmente sería así... De alguna manera, tengo la sensación de que en el extranjero lo escrito se puede tomar menos al pie de la letra que en Suiza. Pero fui corregido en mis impresiones ;). Denis, un ruso atípico (hasta donde puedo juzgar hasta ahora), un poco mayor que yo, ya me estaba esperando y me recibió amablemente. Luego comenzamos la excursión en cuatro, con dos simpáticos holandeses, que empujaban sus bicicletas (hicieron el trayecto a San Petersburgo con ellas!).
Fue maravilloso aprender tanto sobre la ciudad en una comunidad tan diversa y, a la vez, conectada. Por ejemplo, descubrí que durante la época soviética todas las iglesias fueron destruidas o transformadas: una conocida se usó como tienda de patatas y otra como museo. O que durante la Segunda Guerra Mundial también hubo terribles hambrunas en San Petersburgo, ya que la ciudad solo podía ser abastecida de alimentos por una carretera helada en invierno (se comía de todo: desde gatos y ratas hasta zapatos de cuero hervidos y canibalismo)... O que en tiempos comunistas un obrero ganaba aproximadamente el doble que un ingeniero (150 rublos frente a 100 rublos), ya que se valoraba más el 'trabajo manual'.