Durante el desayuno me encuentro con Adrian, a quien ya había conocido brevemente en otro hostel. También ha reservado un curso de surf. Por eso, empiezan las preparaciones, cada uno recibe un traje de neopreno y luego vamos en dos furgonetas a una playa. No está lejos de Sagres y ya está bastante llena de surfistas. Comenzamos con una pequeña instrucción de seguridad. Después aprendemos la teoría del surf y hacemos algunos ejercicios en seco y calentamientos. ¡Finalmente vamos al agua! Pero no es tan fácil salir un poco más allá de las olas. Con la ayuda de los dos instructores de surf logro surfear algunas veces y hasta ponerme de pie. En dos ocasiones también lo logro solo - se siente realmente genial, un poco como hacer snowboard en el agua. 😁
El agua es muy salada, por eso bebo un poco de vez en cuando. Al mediodía cada uno recibe un sándwich y una manzana. Luego, la lección de surf ya ha terminado y regresamos al hostel. Allí enjuagamos los trajes de neopreno y las tablas y organizamos todo. Después de una breve pausa, paseo por Sagres. Pruebo un pastel salado y me doy un capricho con un helado.
Además, visito la fortaleza justo en el acantilado. Sin embargo, cierra en 30 minutos, tal vez vuelva mañana. En el camino a una ruina, empiezo a hablar con Joan y Kevin, quienes están 'armados' con binoculares. Están observando stonechats (currucas negras), cuyo canto se asemeja al sonido de piedras chocando. Ellos vienen de
Irlanda y trabajan en un parque nacional. Es tan agradable hablar con personas que también son entusiastas de la naturaleza. 🥰
Llego al hostel con hambre y como allí en el bar, después estoy super lleno.