Publicado: 18.02.2019
(BH) Ahora tengo que hacer una adición sobre nuestra aventurera excursión al Cabo de Buena Esperanza. Nuestro primer encuentro con babuinos fue algo complicado. Estos bichos están por todas partes en el aparcamiento. Alrededor, mil señales con 'peligroso', 'animales salvajes', 'asesinato y matanza' y así (aquí tienen muchas de esas señales, por cierto. Totalmente tranquilizador.), así que mejor dicho, nosotros - los Bravehermanns - pasamos sigilosamente junto a las bestias mostrando los dientes con las rodillas un poco temblorosas. Cuando finalmente nos acercamos a nuestro auto, ya desde lejos vemos a una multitud de personas con cámaras alrededor de él. Allí estaba una familia de babuinos, mamá, papá, bebé (ya adorables, pero aún así peligrosos y salvajes!!!) cómodamente sentados en el techo de nuestro auto dejándose fotografiar. No parecía que fueran a cambiar de lugar en los próximos 3 días. Mientras tanto, otro babuino se estaba ocupando del auto vecino y mordía con una facilidad sorprendente grandes trozos de plástico del marco del parabrisas. Nadie se le ocurrió ahuyentarlo.
¿Entonces, qué hacer? Tras una larga deliberación, decidimos que nosotros (en este caso, Johann) de alguna manera necesitábamos entrar al auto y con un audaz retroceso a máxima velocidad debíamos ahuyentar a los monstruos. Dicho y hecho. Contuvimos la respiración. Los otros 1.000 personas a nuestro alrededor no. Continuaron fotografiando alegremente, evidentemente inconscientes del inmenso peligro que se cernía sobre nosotros. Johann brincó ligeramente como un塁antílope hacia el auto, abrió la puerta, se metió al volante y a 5 km/hora, con neumáticos chirriando, retrocedió - nosotros saltamos al auto en movimiento... y ahora viene: ¡el babuino del auto vecino se erguía furioso, mostrando su dentadura perfecta y lanzaba grandes trozos de plástico de 3 cm hacia nosotros! ¡Uno tiene que imaginarse eso! ¡Madre mía, qué rápido estábamos y qué aturdidos después de ese desastre que apenas logramos evitar y el hecho de que no lo hemos contado antes se debe únicamente a que sufrimos de amnesia postraumática. Eso ya pasó.